Los mitos vigentes sobre el cáncer que siguen preocupando a los especialistas
Los expertos destacan que estos pueden ser perjudiciales para el paciente y su entorno. Y los responden uno a un.
Las tasas de supervivencia de pacientes con cáncer se duplicaron en los últimos 40 años y se espera que alcancen al 70% de los afectados dentro de una década. Con todo, y aunque los avances en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad son significativos, sigue habiendo factores que preocupan a los especialistas.
Uno de ellos tiene que ver con el diagnóstico precoz. Se estima que en Latinoamérica entre el 30 y el 50% de los tumores se pueden prevenir, pero el diagnóstico precoz sigue siendo bajo. Y aunque existen métodos como la colonoscopía o la mamografía que permitirían mejorar el índice de detección temprano, son muchos los tumores que hoy se detectan en estadíos demasiado avanzados en la Argentina, lo que hace que todavía mueran en el país más de 7.000 personas por año a raíz de esta causa.
No es, este, con todo, el único factor que preocupa a los expertos. También existen mitos relacionados con el cáncer que se arrastran desde tiempos pretéritos, cuando había poco que hacer desde lo diagnóstico y lo terapéutico contra la enfermedad y que sin embargo sobreviven todavía hoy, generando un impacto negativo entre los pacientes, entre sus familiares y en la población en general.
A estos mitos se suman otras consideraciones vigentes entre la población que no tienen ningún viso de verdad comprobada y sin embargo se siguen repitiendo. En este renglón, los casos más comunes son los que atribuyen efectos cancerígenos a elementos y alimentos presentes en la vida cotidiana sin que exista ninguna prueba científica de ello.
Un estudio difundido la última semana por la Asociación Argentina de Cirugía aborda esos mitos para refutarlos y explicar cuestiones relativas a la enfermedad que todavía generan dudas en la población.
El informe empieza por explicar que el cáncer es una enfermedad donde existe un incremento indiscriminado y no controlado de algunas células de un órgano y que pueden diseminarse a tejidos de alrededor.
Indica a su vez que en el día a día, la información respecto a esta enfermedad no siempre suele ser verdadera, generando dudas en la población.
En ese sentido, sostiene, existen algunos mitos que la Asociación Argentina de Cirugía se propuso aclarar.
El primero de esos mitos es el que dice que el cáncer es hereditario.
El informe de la Asociación Argentina de Cirugía responde a este postulado que eso no es así necesariamente.
“La mayoría de los cánceres son producidos por alteraciones en los propios genes de los individuos y que tienen ciertos elementos que pueden predisponerlos, como por ejemplo el humo al cáncer de pulmón. Si bien existe una mayor predisposición en pacientes que presentaron antecedentes familiares, esto no es determinante y las posibilidades son bajas si se realizan las prevenciones pertinentes”.
El 95% de los cánceres, agregan, son espontáneos, producto de la mutación genética en el individuo.
Otro de los mitos identificados por los expertos es el que dice que “el cáncer es contagioso”.
La respuesta a este postulado es una negativa contundente.
“No. El cáncer es una enfermedad que se genera en un individuo y se desarrolla única y exclusivamente en su cuerpo.
Los expertos aclaran, no obstante, que existe un virus que puede ser desencadenante de cáncer, como el HPV, que se puede transmitir de una persona a otra, pero no es el cáncer el que se contagia.
También destacan que “respecto al trasplante de órganos, si el paciente dador tuvo cáncer en su historia de vida, el receptor tiene una posibilidad un poco mayor de tener la enfermedad pero es tan baja que casi no se tiene en cuenta (1 en 5000 trasplantes)”.
El tercer mito es el que asimila el diagnóstico de cáncer a una sentencia de muerte. También en este caso el “no” es contundente.
“Desde hace ya más de 2 décadas, la expectativa de vida en pacientes con diagnóstico de cáncer ha mejorado. Hay dos situaciones que lograron mejorar la evolución del cáncer. Una es la prevención: todas las campañas de difusión, por ejemplo del tabaco que han permitido disminuir el cáncer de pulmón. La otra, es la detección precoz. El estudio sistemático de la mama, estudios ginecológicos como el PAP, estudios endoscópicos periódicos del colon luego de los 60 años, exámenes de próstata, entre otros, permitieron la detección precoz y una importante mejoría en los índices de curación de estos. Si se detecta y se trata en las primeras etapas de su crecimiento, el cáncer tiene una posibilidad de curación muy alta”.
El cuarto mito dice que “si te operan o te hacen una biopsia del cáncer, éste se despierta y se disemina”. También en este caso la respuesta es negativa.
“Las técnicas quirúrgicas son regladas y la resección del órgano que presenta un tumor maligno, se realiza siguiendo pasos y normas convencionales para que la diseminación no ocurra. La diseminación, luego de una biopsia o extirpación del cáncer, son muy bajas”.
Seguidamente viene una larga lista de elementos a los que el mito les ha endilgado efectos cancerígenos que la ciencia no comprobó. Entre ellos, los edulcorantes artificiales, los celulares o la proximidad de líneas de alta tensión, elementos todos en los que no se encontró evidencia de una relación con el cáncer (ver gráfico).
Un octavo mito relaciona el consumo de azúcar con el cáncer. Los especialistas también lo descartan, porque si bien las células cancerosas tienen como uno de sus principales nutrientes al azúcar, el exceso de la misma no produce un aumento ni en el tamaño ni en el número de células del cáncer. Lo que sucede es que el azúcar en altas cantidades puede traer aumento de peso y obesidad, que puede ser un territorio propicio para ciertos tumores.
El noveno mito tiene que ver con un tumor específico, el de mamas. Y dice que los golpes en las mamas pueden derivar en cáncer. También aquí la respuesta es negativa.
“El golpe no produce ninguna alteración genética que pueda realizar una mutación y cáncer. En oportunidades puede causar hematomas que se hacen crónicos y simulan ser bultos, pero no son tumores malignos”.
Por último, otro mito extendido indica que “el tratamiento para el cáncer es peor que el cáncer en sí ”.
En este sentido, los especialistas indican que “la mayoría de los cánceres son agresivos, y por lo tanto el tratamiento debe ser agresivo. De acuerdo a la ubicación, el grado de evolución, su tamaño, si está diseminado localmente o a distancia, etc., va a cambiar el tratamiento a realizar.
La cirugía, la radioterapia, la quimioterapia, así como los anticuerpos monoclonales, presentan un importante número de efectos adversos pero hoy la medicina cuenta con mayores herramientas para el tratamiento de estos efectos secundarios y para mejorar la calidad de vida mientras dure el mismo, aseguran los especialistas de la Asociación Argentina de Cirugía.