El ayuno podría ser la solución a la obesidad
Se trata de una patología que fue creciendo conforme creció también la industrialización de los alimentos. La glucosa y el colesterol oxidados que aumentan en el organismo por la ingesta de hidratos, y la falta de consumo de frutas y verduras serían las principales causas.
En los últimos 40 años, el número de obesos en el mundo pasó de 50 millones a 150 millones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Argentina, más de la mitad de la población (62 por ciento) tiene sobrepeso y 2 de cada 10 argentinos sufren obesidad.
En esa línea, los especialistas están considerando cada vez más al ayuno como un mecanismo interno y natural de curación. Esta práctica ancestral del ser humano favorece el bienestar metabólico y hormonal y está al alcance de cualquier persona.
La endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía explica que esta costumbre regenera todo el cuerpo. «Aunque nos parezca incómodo, el ayuno temporario de 24 a 72 horas cuatro veces al año, y la actividad física acorde a la edad y a las condiciones de cada uno, es un gran colaborador para prevenir muchas enfermedades», detalla la especialista en medicina orthomolecular.
Ayunar en este caso significa “pasar como mínimo unas 12 horas sin recibir alimentos que en sí mismo tengan calorías y o estructura, como por ejemplo carnes, harinas y vegetales de hoja. En cambio, sí se puede consumir agua e infusiones sin azúcar», comenta la médica.
Cuando se ayuna, se produce lo que se llama descanso mitocondrial. Es decir, cada parte de las mitocondrias o usinas eléctricas de las células se esfuerzan más si hay pocas para un mismo esfuerzo. «La forma más fácil de lograr este reposo es con el ayuno. Eso significa que al organismo van a entrar menos sustancias que las mitocondrias tienen que quemar para generar energía y, de esa manera, disminuyen su velocidad en la quema de los alimentos. Esto hace que vivan más y se desgasten menos», precisa Rodríguez Zía.
Entonces, el cambio de paradigma alimentario es darle al cuerpo la energía que necesita, no más. Algunos alimentos que ayudan en ese sentido son yema de huevo, nueces, palta, aceite de oliva y de coco, vegetales verdes, cacao orgánico, cúrcuma, jengibre y pescado.
Para tener en cuenta
» Comer hidratos refinados puede reducir la capacidad cognitiva, la memoria, la concentración y el razonamiento.
» El cerebro del ser humano puede prescindir de los cereales y del azúcar.
» El consumo de pastas, panificados y procesados aumenta la insulina y, por rebote, el cortisol, un neurotóxico que genera depresión y ansiedad.
» Consumir más vegetales y pescado y evitar las carnes rojas de manera frecuente.
» Existen alimentos ideales, que son aquellos con grasas de absorción rápida y de directa acción energética. Entre otros, el aceite de coco, semillas de lino, nueces, salmón y aceitunas.