Expertos reabren el sepulcro de Jesucristo
Sin ceremonia, por la tarde y sólo con algunos representantes de las tres principales confesiones que guardan el Santo Sepulcro de Jerusalén, franciscanos, greco-ortodoxos y armenios, el equipo griego que está restaurando el complejo religioso, retiró la pesada lisa de mármol que cubre el lugar en el que, según la tradición cristiana, fue enterrado Jesucristo.
Un equipo de científicos liderados por Antonia Moropoulou, ingeniera química de la Universidad Técnica Nacional de Atenas, levantó la gran losa de mármol que cubre el lugar donde, según la tradición cristiana, descansan los restos de Jesús. Esto ocurrió el pasado miércoles 26 de octubre en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Esta losa, se colocó para proteger la tumba hace por lo menos 450 años. El portal estadounidense señala que el mármol está ahí desde el año 1370 o 1400, mientras que el diario argentino cita el año 1555.
La razón para destapar el Santo Sepulcro tiene que ver con que los investigadores restaurarán el sitio de peregrinación. El trabajo de recuperación concluirá en el 2017 y espera corregir daños ocasionados por el humo de veladoras y el intenso tráfico de personas.
Al mismo tiempo, National Geographic prepara un documental sobre las excavaciones. Los participantes de este proyecto audiovisual buscan revelar los componentes geológicos de las rocas en las que, supuestamente, fue colocado el cuerpo de Jesús tras la crucifixión.
Kristin Romey, colaboradora de National Geographic, habló con la prensa al respecto:
«Es la primera vez en la historia moderna que levantamos la losa de esta tumba.
[…] Lo que hemos estado encontrando son más y más losas de mármol, y tenemos que retirarlas porque el lugar está siendo restaurado y los guardianes quieren asegurarse de que la roca original quede bien preservada”.
Así, Romey también recordó cuál es el origen de este Santo Sepulcro. De acuerdo con lo que narran los evangelios, la Virgen María y otras mujeres cercanas a Jesús no encontraron su cuerpo tres días después de su muerte, debido a que el Hijo de Dios había resucitado.
Después, a principios del siglo IV, Helena de Constantinopla —santa de la Iglesia Católica y madre del emperador romano Constantino— viajó a Tierra Santa para averiguar dónde había estado el cadáver de Jesús.
Gracias a testimonios locales, Helena determinó el lugar del sepulcro, donde a la postre se erigió un templo. Este sitio, hasta la fecha, es el máximo punto de adoración para la comunidad católica.
Junto al Santo Sepulcro, el edículo que lo cubre también será restaurado. Por lo pronto, los visitantes siguen con acceso al lugar.