“La Vida Secreta de tus Mascotas 2” es una apuesta para el receso de invierno

Con giros para adultos, la secuela ya promete que podría ser para un público diferente: cualquiera que compre boletos.

En medio de las travesuras de estos tiernos animalitos, hay muchas lecciones que los padres pueden aprender. La mayoría de la pandilla está de vuelta: Kevin Hart como el esponjado conejito blanco Snowball, Eric Stonestreet como el enorme y torpe Newfoundland, Lake Bell como la gordita gata Chloe y Jenny Slate como la valiente Pomeranian Gidget. Pero esta vez Patton Oswalt hace la voz del héroe Max en reemplazo del desacreditado Louis CK.

Ambas películas de la franquicia lidian con la llegada de nuevos miembros a la familia. En la primera, un perro les permitió a los cineastas explorar la rivalidad entre hermanos. En la segunda, el desconocido es un bebé al que Max aprende a amar incondicionalmente, pero que también le hace sentir ansiedad (cualquier padre sobreprotector entenderá).

El guionista Brian Lynch y el director Chris Renaud, que también hace la voz del conejillo de indias Norman, regresan para entrelazar tres tramas en The Secret Life of Pets 2, una decisión sabia porque ninguna de ellas es lo suficientemente profunda como para llevar toda una película.

Oswalt es un buen reemplazo para Max, capaz de conectar con la timidez, el asombro y la valentía en flor del personaje. Encuentra ayuda en un perro bronco granjero cuya voz hace Harrison Ford, quien desafortunadamente enturbia su primer personaje animado con cierta hipervirilidad.

Pero fuera de eso, la mayor parte de la película está cuidadosamente construida: pasa de una trama a la otra incorporando a viejos personajes en un mosaico cada vez más complejo, alimentado por una banda sonora alegre que incluye a Stevie Wonder, Jefferson Airplane, Coolio y ZZ Top.

Si la crítica a The Secret Life of Pets era que se trataba de una copia de Toy Story, esta segunda película logra asentarse más en su propio universo. Al igual que sus personajes principales, ha aprendido a vivir cómodamente dentro de su propia piel.