Advierten que en el auto y en calle “se expresa todo lo que pasa”

La furia: Los fenómenos de tránsito podrían tener relación con los sentimientos de las personas y las situaciones sociales.

Fueron varios los casos de furia al volante que tuvieron lugar en las calles argentinas con amenazas, peleas e insultos entre conductores, peatones y choferes de transporte público, en este último tiempo.

Según una socióloga  pareciera que las personas se transforman arriba de un vehículo y se muestran fuera de su propio eje. Buscan dañar al otro creyendo tener la razón. Escenas con palos, cuchillos o simplemente «parándose» de manos, son un lamentable muestrario de cada día, además de chocar deliberadamente a otro vehículo.

Jesica Azar, socióloga de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), cree que “en el auto y en la calle se expresa todo lo que nos pasa”. “Muchas veces, el vehículo se entiende como una extensión de la personalidad”, explicó la especialista.

“El  no cumplimiento de las normas es un problema en la Argentina y, en base a lo que dicen los datos, por ejemplo, el uso del cinturón en un conductor es de apenas el 50%. En países como Chile o Colombia esta cifra ronda el 100%. La transgresión de las normas es un fenómeno argentino”, aseguró Azar.

Muchas veces tanto los peatones como los conductores deciden cruzar con el semáforo en rojo, también se observa que en la ruta no se respeta la velocidad máxima cuando es de público conocimiento.

Según la socióloga esto se denomina fenómeno de masa, ya que “hacemos lo que hace el otro, nos apegamos a la conducta de los demás”. “La presión social es muy fuerte”, agregó y contó que de la ANSV tratan de entender estas transgresiones a las normas para mitigarlas.

Para la especialista de la ANSV, «la mejor manera de prevenir una situación de este tipo es respetar las normas de tránsito».

En síntesis la especialista recomienda “evitar los gestos. Se recomienda quedarse con las manos al volante y evitar las respuestas con gestos que demuestren disgusto”, al tiempo que insta a “ignorar a los conductores agresivos. Cuando se detecta a un conductor agresivo hay que darle la mayor cantidad de espacio posible para que no ocurra una pelea”.

Además, sostiene que es conveniente “evitar el contacto visual. Mirar de la manera o quedarse viendo al conductor puede entenderse como un duelo personal, ahí es cuando todo se descontrolaría”, y en tal sentido, “no perseguir al infractor. Por más que haya cometido un error la otra persona, lo peor en estos casos sería seguirlo, ya que no se sabe cómo reaccionaría”.