La soberanía y la dependencia

Hacerle frente a la crisis no es tarea fácil. Tal es así, que hace no muchos días en algunas provincias, como en Corrientes por ejemplo, ante la oferta de 10 puestos de trabajo se presentaron no menos de 5 mil personas. La crisis aprieta, el dólar sube y con él, el precio del combustible y de la mano, el precio de cada uno de los productos de la canasta básica de alimentos que necesita una familia tipo para comer durante un mes.

El país entró en un círculo que a los únicos que excluye, es a la consumidores, que ante un nuevo panorama de un 40 por ciento de inflación estipulada nuevamente para este año (en el mejor de los pronósticos), ven que sus sueldos se devalúan, que el trabajo escasea y que la desaceleración de la economía, en realidad es miles de puestos de trabajo perdidos, y por ende, miles de familias sin ingresos.

Los despidos que iban a reactivar la economía, por la superpoblación de trabajadores en el sector público y en algunos lugares del sector privado, las inversiones invisibles que iban a absorber a los miles de trabajadores sin trabajo y que encontraron miles de excusas para no arribar al país, la situación de desesperanza de las familias, son parte del escenario de negación del Gobierno que continúa ratificando el rumbo hacia el vacío

Hoy el panorama de recesión y de inflación, sumada al endeudamiento continuo plantea un rumbo claro hacia un abismo, que es difícil de evitar. Uno podría decir que existe la posibilidad de cambiar el rumbo mediante elecciones abiertas en Agosto y posteriormente en Octubre, y en parte es cierto. Pero lo real es que los errores del presente, probablemente dificulten el futuro.

La hipoteca que les tocará pagar a nuestros hijos, y por qué no, a nuestros nietos es la mano sobre la cabeza del país que no permite que crezcamos, nos desarrollemos y seamos independientes políticamente para decidir nuestro destino. De todas maneras, es tiempo de parar la pelota, es tiempo de mirarnos como hermanos y decidir, si seguir abonando a un futuro de sometimiento y de dependencia, o nos hacemos cargo y somos soberanos de nuestros destinos.