Año nuevo, nuevos desafíos

Comienza un nuevo año, que como siempre o quizás esta vez más, trae consigo nuevos desafíos: para nosotros retratando nuestras calles, junto a los vecinos de Almirante Brown, a nivel regional y con un poco de análisis nacional; para todos los vecinos, con quienes compartimos el enorme gusto y placer de recrear la realidad a cada paso que damos.

Dejamos atrás un año complejo… difícil para hacer equilibrio entre el ajuste de la economía y los errores de un gobierno nacional, con un plan para pocos; con una crisis social candente que nos caló hasta los huesos, con la preocupación de saber que nuestros hijos se hicieron acreedores de deudas que ni siquiera contrajeron quienes habrían o no podido votar. Dejamos un año donde las miserias y los carpetazos, se hicieron carne y estuvieron a la orden del día, mientras unos contra otros pelearon por migajas de poder. Un año con listados del horror, con despidos masivos, con hambre, con tristeza.

Pero llega 2019, y con el renovamos la esperanza, porque se trata de un nuevo año, con la responsabilidad del desafío de enfrentar la urnas: de ratificar un rumbo económico que viene carreteando en el barranco pensando que por fin podrá acceder a la ruta, o tomar una salida que permita que ese “país para pocos”, se convierta en una nación para muchos.

Por si alguno hasta acá no lo ha notado, nos enfrentamos a un problema de modelo. El gobierno nacional, y el provincial por concordancia, no se equivocan: delinearon una estrategia para que una gran base de pobreza sustente la economía de unos pocos beneficiados, a ese plan neoliberal lo conocemos, lo hemos vivido en otras oportunidades, y no responde a una equivocación, sino a una visión desde el poder.

El problema es que esa visión desde el poder, olvida que también existe una visión desde la clase: una visión que estima que la clase trabajadora es la que produce nuestro PBI, traducido en riqueza nacional. Una visión que entiende que esa realidad impulsa la posibilidad de que la riqueza se reparta más equitativamente. La clase trabajadora lo sabe.

Este año volvemos a las urnas, a sentirnos parte, a expresar nuestra voluntad. Hagamos que 2019 no valga la pena, sino la alegría.