La lucha de las mujeres encarnada en las Mariposas de Villa París

Desde noviembre de 2010 las Mariposas de Villa Paris encontraron en su voz y en su lucha una forma de aportar a la comunidad, fundamentalmente de Glew pero de todo el conurbano, un poyo solidario a las mujeres.

Se trata de una organización comunitaria de mujeres con núcleo en Glew, que nació como miles de organizaciones en la revolución feminista para luchar contra la violencia de género y la desigualdad.

Las Mariposas de París, además de hacer visible la problemática concreta, aportan asesoramiento directo a las víctimas y construyen campañas y espacios antipatriarcales, donde miles de mujeres se sienten respaldadas y contenidas. La organización social además generó cooperativas de trabajo, y un merendero para las chicas y los chicos del barrio de Villa París, que asiste a cientos de familias.

Para hacer un poco de historia durante el año 2015 se dio inicio a las actividades de las cooperativas. En el año 2016 se sumaron clases de alfabetización y taller de artes plásticas, con una docente que pertenece al municipio pero que decidió trabajar en la sede. Además se sumó un taller de armado de instrumentos musicales y de música. Los sábados a la mañana se dictó apoyo escolar con las materias comunes (matemática, lengua) y también inglés, con el desayuno habitual.

Las Mariposas son parte de la “Campaña nacional contra las violencias hacia las mujeres” y están presentes en todas las luchas del Movimiento Nacional de Mujeres y permanentemente buscan la forma de hacer llegar las campañas feministas a la zona sur. Durante una entrevista a ANRed, destacaron que “si bien hay muchas organizaciones que son del sur, Glew está un poco alejada y está bueno que las compañeras conozcan más de cerca la campaña, ya que muchas son amas de casa, tienen muchos hijos y cuesta que participen, ya que muchas veces las reuniones son días de semana en Lomas de Zamora. La idea es sentirnos todas partes de la campaña”.

Desde su propia descripción la organización se define como una ONG “con perspectiva de género, con proyectos comunitarios tendientes a desterrar todo tipo de violencia de género”, y dedica su existencia a procurar generar y construir “espacios de escucha, contención y acompañamiento tanto para las mujeres como para las niñas y adolescentes de Glew”.

Para ellas “la visibilización y desnaturalización de prácticas violentas históricamente sostenidas puede molestar e incomodar mucho”, pero es un proceso que están dispuestas a atravesar dando la pelea de “manera pacífica y reclamando conscientemente por las necesidades de cientos de niñas, adolescentes y adultas que viven dentro de la violencia patriarcal”.

Desde esta impronta es que abren sus puertas a la participación de lo que hoy se conoce como una “revolución feminista”, pero que no es más que la reconstrucción de miles de años un patriarcado feroz, que desde los cimientos de la cultura ha dado un lugar al hombre y a la mujer, naturalizando como lugares prefijados, practicas que no están escritas en ningún lado.