Más casos de síndrome urémico hemolítico en la Ciudad

Las autoridades sanitarias de la ciudad confirmaron que durante el primer semestre del año aumentaron los casos de síndrome urémico hemolítico (SUH) con respecto al mismo período de 2016, por lo que los especialistas aconsejaron tomar «medidas» para prevenir posibles brotes.

El SUH es una complicación grave de la infección que provocan ciertas cepas de la Escherichia coli que afecta principalmente a chicos menores de cinco años.

Según las cifras del sistema nacional de vigilancia epidemiológica, la cantidad de casos de SUH se duplicó en la Capital, aunque los informes semanales del Ministerio de Salud porteño, la diferencia interanual es menor: siete casos.

No obstante, hay coincidencia en que los registros parciales de medio año muestran un aumento de esta enfermedad, que es de notificación obligatoria para los centros de atención públicos y privados del país.

El gerente de certificaciones agroalimentarias de IRAM, ingeniero Enrique Kurincic, destacó que desde el organismo certifican «las Buenas Prácticas de Manufactura, que son las condiciones operacionales mínimas que se deben aplicar en la elaboración de alimentos inocuos».

En ese sentido, Kurincic destacó que «la capacitación, concientización, entrenamiento e higiene del personal son algunas de claves a considerar».

El especialista señaló que «el proceso de inocuidad alimentaria, que se examina mediante las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), contempla todas las tareas que hay que tener en cuenta para evitar que el alimento que la persona va a consumir esté contaminado».

«Esto involucra desde el origen de la materia prima, es decir, de la evaluación de los proveedores o la materia prima recibida, su almacenamiento, y el proceso de producción o elaboración. En este último caso puede ser con bajo nivel de manipulación (alto grado de mecanización), o con alto nivel de manipulación, como puede suceder en los servicios de alimentos (restaurantes, catering, etc.)», añadió.

Kurincic remarcó que «desde luego, en todos los casos, la higiene es fundamental (ya sea en maquinaria, implemento, instalaciones, etc.), y en aquellos con gran manipulación se suma como factor clave el correcto aseo del personal», ya que «de nada sirve cuidar todos los otros aspectos si la persona que está en contacto con la comida no se lavó las manos adecuadamente y provoca la contaminación».

El ingeniero comentó que «como siguiente instancia, hay que supervisar el proceso que tiene que ver con la llegada de ese alimento al consumidor» y agregó que «si se trata de productos envasados, se debe controlar que los envases o el material de embalaje no le transfieran ningún contaminante».

Asimismo, afirmó que «para aquellos que se transportan sin envasar o en materiales que no impiden totalmente el contacto con el exterior (pan, facturas, frutas y hortalizas, etc.), es crucial el control de las condiciones higiénicas del transporte. Hay muchos ejemplos de contaminaciones por esta causa».

«En IRAM realizamos auditorías de todos estos procesos, como herramienta de control de los mismos, determinando la periodicidad de visitas según el programa y el riesgo, pudiendo ser en forma semestral o cuatrimestral, ajustándose según performance, es decir, si se encuentran desvíos que atentan contra la inocuidad se aumenta la frecuencia (control) hasta que pueda corregirse», comentó Kurincic.